lunes, 10 de agosto de 2015

Ruta Pirenaica 2015

Día 1 Murcia - Boltaña: 693 km

Son las 06:50 horas del 24 de julio de 2015 y subidos en nuestra Harley Davidson Fat Bob nos ponemos en ruta. Nuestro destino es Boltaña. Nuestro hijo Sergio está de campamento con su grupo Scout en el Centro Scout de Griébal.



Va a ser un día muy largo y por delante tenemos muchos kilómetros bajo un justiciero sol que este verano está siendo especialmente duro en España.



Subimos por la N-330 una vieja conocida pero no nos impide disfrutar de la emoción de volver a sentirnos en ruta y con la esperanza de disfrutar al máximo.





El día va avanzando y la temperatura elevándose rápidamente, lo que hace que los kilómetros vayan haciéndose más duros.
Cruzamos el imponente Río Ebro, lo que nos da paso a la zona de los Monegros (Aragón).




Los próximos kilometros van a ser especialmente duros. Es como atravesar un barrio del infierno y cuando ya el calor está haciendo mella en nuestros cuerpos, nos adentramos en unos campos de maíz que están siendo regados con aspersores. Sin pensarlo dos veces paramos la moto, nos metemos debajo de los aspersores y dejamos que el agua nos haga disfrutar de un rato de auténtica delicia. 
Ha sido como encontrar un oasis en medio del desierto.

Bujaraloz, Sariñena, Barbastro, Aínsa y por fin Boltaña.




Son casi las seis y media, y por tanto once horas y media de ruta. Llegamos cansados a causa del tremendo calor que hemos padecido, pero una rica ducha con agua bien fresca nos permite recuperar la poca vida que nos quedaba.
Nos hospedamos en el hotel Casa Cruz, todo un acierto.
Una sencilla habitación pero con el encanto de la arquitectura de la zona.







Damos un paseo por el pueblo, subimos al Mirador del Rey y cenamos en uno de los pocos restaurantes del barrio antiguo de Boltaña.


Día 2:  Boltaña - Griébal

Es sábado y día de padres en el campamento scout. Pasamos el día con nuestro hijo, visitando las instalaciones y conociendo los pormenores de los días que llevan en la zona.







Día 3: Boltaña - Yebra de Basa: 308 km


Hoy es un día muy especial ya que vamos a recorrer los Pirineos franceses. Es algo que desde hacía mucho tiempo teníamos previsto y este año se ha presentado la oportunidad perfecta.
Nos dirigimos a Aínsa y ponemos rumbo hacia el norte. Hace un día precioso y todo parece indicar que va a seguir así todo el día.
Las montañas, valles, rios y la naturaleza nos envuelven permitiendo que disfrutemos de la ruta como niños. Es algo maravilloso.








Cruzamos el famoso y largo túnel de Bielsa y al salir ya nos encontramos en Francia.
El espectáculo que nos rodea nos embriaga y hace que miremos absortos el impresionante escenario que se abre ante nosotros.






Circulamos por preciosas carreteras, llegamos a la ciudad de Arreau y giramos a la izquierda. Dos colosos esperan nuestra visita.




Nuestra intención es la de visitar unos cuantos de los míticos puertos de montaña que conocemos gracias al Tour de Francia y que mejor forma de comenzar que con estos dos.







Las subidas son muy intensas y vamos adelantando a un reguero de sufridos héroes que se dan el gusto de subir estos míticos puertos de montaña.
Los paisajes son tan espectaculares que es difícil describirlos.












Se hace la hora de comer. Paramos en un viejo puente y nos comemos unos buenos bocatas que previamente habíamos comprado en un supermercado Carrefour.
El entorno es difícilmente mejorable y degustamos nuestra comida rodeados de la imponente naturaleza.




Proseguimos nuestra particular etapa del Tour de Francia. Llegamos a la localidad de Luz-Saint Sauveur y por error o por la mala señalización subimos el imponente puerto de Luz Ardiden.






Retornamos por la misma carretera y cruzamos el pueblo. A la salida nos encontramos con una actividad de puenting.





Cuando nos disponemos a reanudar la marcha, con sorpresa veo que el neumático trasero se ha gastado por completo y que en su parte izquierda se ven los alambres.
Uffff vaya problema, es domingo y estamos en medio de los Pirineos Franceses, así que difícil solución tiene el asunto. Solo nos queda cruzar los dedos y esperar que el neumático aguante lo que queda de jornada .... mañana será otro día.



Proseguimos la ruta llevando cuidado con las curvas a la izquierda. Hay que tomarlas con mucha precaución.
Visitamos la bonita localidad de Cauterets.

La carretera termina en ese pueblo, por lo que hay que volver por nuestros pasos para reanudar la ruta. Entonces vivimos una de esas anécdotas que recordaremos durante muchos años.

Circulamos por una carretera de las que llevas la montaña a la izquierda y un río a la derecha, curvas muy cerradas y delante de nosotros un vehículo que circula a una velocidad más que apropiada. Nosotros vamos disfrutando del espectáculo y como no tenemos prisa, no adelantamos al coche.
Detrás de nosotros circula un coche con normalidad, pero por un motivo que no alcanzo a entender, la mujer que conduce se cansa de circular detrás de nosotros y se dispone a adelantarnos. Lo hace en curvas sin visibilidad, pitando como una loca y con tráfico en el sentido contrario.
Se pone a nuestra altura y su acompañante (creí haber reconocido a Matusalén) empieza a levantar los brazos y a gritarnos. La conductora (seguramente su señora madre) sigue pitando y gritando.
Yo no doy crédito a lo que ven mis ojos y tan solo puedo decirle en voz alta  SEÑORA, ¿DONDE VA?
Como no puede ser de otra forma, tiene que suspender el suicida adelantamiento y resignarse a seguir a mi rueda.
Nosotros reímos durante un buen rato.

Pasamos por la bonita ciudad de Argelès Gazost y enfilamos el siguiente puerto de montaña.







El espectáculo desde esta cima es absolutamente abrumador. Es imposible no quedarse boquiabierto al contemplar todo lo que nos rodea.
Seguimos nuestra marcha y enfilamos el mítico Aubisque.




El descenso de este puerto es terrorífico y al mismo tiempo absolutamente embriagador. Desde luego es uno de los grandes puertos del pirineo francés.
Cogemos la carretera que finalmente nos devolverá a España no sin antes haber subido el último puerto de montaña. Nos espera el puerto de Pourtalet, otro gran puerto que poco tiene que envidiarle al resto de los que hemos subido hoy.
De momento el neumático aguanta bien.




Nuestro destino es el pueblo de Yebra de Basa y su Albergue.



Yebra es un pueblo en el que por estas fechas bulle la vida de los que retornan rodeados de niños, anécdotas y recuerdos que compartir.
La camarera nos cuenta que en invierno apenas son 50 vecinos y que en verano fácilmente pueden llegar a los 300.
Cenamos en el único restaurante del pueblo "la sidrería" donde nos regalamos un chuletón "de a kilo", regado con sidra y la luna que ilumina la noche.



Nos vamos a la cama temprano ya que mañana tenemos que buscar un neumático nuevo para la moto. 
Aspin, Tourmalet, Luz Ardiden, Soulor, Aubisque y Pourtalet son los seis puertos que hemos subido y bajado en este día.


Día 4: Yebra de Basa - Jaca



Nos levantamos temprano, desayunamos en el albergue y tras despedirnos ponemos rumbo a Sabiñánigo . Tras preguntar nos remiten a un taller de motos en Jaca .... pues a Jaca que nos vamos.
Encontramos el taller pero nos dicen que hasta la tarde no le llegará el neumático, así que tenemos que hacer noche en Jaca.
Nos hospedamos cerca del taller y nos disponemos a pasar el día en Jaca.

Visitamos el castillo conocido como la Ciudadela.





Aprovechamos del día para pasear por la ciudad, visitar su catedral y conocer algún que otro bar y sus tapas. Jaca es una ciudad que nos ha gustado mucho.





Día 5: Jaca - Morella 344 km


Nos toca comenzar el regreso a casa. De camino a Murcia vamos a hacer noche en Morella (Castellón).

El día va a ser largo y caluroso aunque las previsiones meteorológicas anuncian tormentas.

El trayecto entre Yebra de Basa y Ainsa es una auténtica pasada, sin lugar a dudas de lo más bonito que hemos tenido la suerte de disfrutar.

Abandonamos los Pirineos y el escenario cambia sustancialmente.





Volvemos a rodar junto al imponente río Ebro. Para unos murcianos es una autentica pasada contemplar semejante río.




El sol comienza a castigarnos severamente y hasta el asfalto de la carretera parece rendirse ante tal ataque.










Llegamos a nuestro destino: Morella, lo hacemos bastante castigados y con la necesidad imperiosa de encontrar nuestro hotel y meternos debajo de la ducha.
El pueblo parece bastante bonito.




Encontramos nuestro Hotel la Fonda Moreno pequeño y acogedor hotel en el centro del casco de Morella. La habitación es pequeña pero totalmente equipada. Lo mejor su ducha, ..... uf cuanto la pudimos disfrutar. Un auténtico placer.

 Repuestos del asfixiante calor, nos diponemos a turistear un poco por el pueblo. Prácticamente peatonal en su totalidad, con calles empedradas y llegas de comercios dirigidos a los turistas y a los buenos estómagos que sepan disfrutar de los productos de El Maestrazgo. Un auténtico paraiso.











Paseo, cerveza, tienda, paseo, tiendas, cerveza, compramos un poco de queso y de cecina de toro y se hace la hora de cenar. 



Así finaliza nuestro día en Morella.


Día 6: Morella - Murcia 484 km




Toca regresar a casa. Sabemos que va a ser un día muy duro ya que este verano las altas temperaturas están castigando duramente nuestro país. Sorprendentemente el día amanece nublado y cuando iniciamos la marcha en nuestro horizonte nos parecen esperar unas amenazadoras nubes.




Los paisajes son espectaculares y los pueblos por los que vamos pasando encantadores. Nos dirigimos de nuevo hacia Aragón y eso se nota.










Mosqueruela, Linares de Mora, Nogueruelas, Rubielos de Mora, Mora de Rubielos y Valbona son pequeños pueblos que saludamos a nuestro paso. Sin lugar a dudas toda esta zona merece una visita más pausada y con el tiempo suficiente para saborearla.

Cogemos de nuevo la conocida N330 que con rumbo sur sureste nos conducirá de nuevo a casa.

Ya con el sol castigándonos de nuevo con dureza conseguimos llegar a Cofrentes. Buscamos la piscina municipal y dejamos pasar las horas más calurosas entre baño y baño. Comemos en la cantina de la piscina y conversamos con los vecinos del pueblo. 
Nos cuentan que la totalidad del pueblo vive de la Central Nuclear y que ésta ha traído prosperidad y futuro al pueblo y toda la zona.

Reanudamos la marcha y cuando son casi las ocho de la tarde, llegamos a casa con la habitual sonrisa de satisfacción por los muchos kilómetros disfrutados durante los últimos días.